Hoy es el día que tomamos jugo de mandarinas.
Ese otro, el que jugamos con ese perro.
El que la plaza estaba callada fue hermoso;
el que los zapatos no me calzaban bien caminé mucho
Hoy es la noche que un zancudo me acosa.
Esa otra, la que las sábanas estaban arrugadas y yo tenía sed.
La que un suspiro mio me despertó estaba loco;
ésa que la tele se prendió sola, yo la vi.
Ésta es la hora de la verdad;
esa otra, la más fome de todas;
la de en denante, irrelevante.
Estoy en el segundo que me arrepiento
y ahora ya me callo.
martes, 30 de septiembre de 2008
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