miércoles, 18 de marzo de 2009

Tanto poema y tan poco prólogo

Mediante el presente artefacto
grito con desesperación:
¡Quiero un prólogo!

Éste debe ser,
será:

Primero, hecho
por alguien de renombre,
con "ASÍ" el nombre.

Dos:
Debe ser,
será,
un prólogo largo y complicado.
Poqrque tanto poema como tampoco el prólogo
se deben entender bien.
Y,
por último,
tres:
prólogo y poema
son,
deben ser
como el billete y su papel.

A una mujer cualquiera (como todas) sin que ella lo sepa.

El ritual del beso a veces es un ajedrez.

La primera jugada que hay que hacer
tiene que ver
con si pensar o no pensar
como chucha se la ha de besar.

¿En tono elegiático?

Y es porque soy poeta que les hablo de la muerte que empieza tan temprano que no guarda misterio / es absoluta y pudre. Y es solo porque estoy envestido de la autoridad parlante del poeta que les hablo de sus muertes y que llamo a la muerte. Y la llamo porque es débil, y la llamo porque es muerte, y la llamo porque es sorda. Y la llamo muerte porque es muerte. Yo muero, tú mueres, él muere; yo, tú, él mueren. ¡hasta los muertos mueren...! Muérase usted también de una vez.

Andanzas y café

El silencio inevitable de las palabras
(que limitan palabras)
tiene un cénit cenital
en el apuro,
en el apremio de la persecusión.

¿Qué será de este poema?
Éste sí que será
inaudible como un grito,
un bocinazo.

"Hay una palabra muy linda que va acá."
"Hay una palabra muy larga que va acá."
"Hay una palabra que no existe que va acá."

"¡Estas palabras inaudibles que acá te van!"