Ha llegado el momento para poner a prueba la veracidad de las palabras de Eli de Caso y el resto de las insufribles divas de las amas de casa. ¿Podrá el uniforme de mi hijo resistir el trato que recibirá este jueves épico? Porque se conserva la dignidad siendo tratado como un perro por los carabineros, pero no es lo mismo si en medio de una acrobática patada voladora con destino en las espaldas de un sobrestimado (por todos los sectores de la sociedad) paco cede una costura del tiro y quedan expuestos unos lozanos testículos adolescentes, que de mirarlos seríamos culpables de estupro.
Para los que no lo sepan, el día del joven combatiente nace como un homenaje al asesinato de los hermanos Vergara Toledo a manos de funcionarios de Carabineros de Chile en el año 1985. Por aquellos años no era raro que algún uniformado, envestido de una confianza ilimitada en la justicia castrense que lo juzgaría, se diera algún gustito en las calles y recurriera a su arma de apoyo para hacer valer la fuerza de sus ideales. En este escenario me parecería perfectamente posible celebrar el día del anciano combatiente o el del Cristo del empresario. Por otra parte, los padres de estos jóvenes hermanos jamás admitieron que fueran jóvenes combatientes, ni mucho menos que murieron combatiendo, hecho que deja claro que en chile no sabemos escoger muy bien a los mártires y héroes que van a representar a los ideales de la patria, pues en muchos casos con un pequeño examen histórico, el ideal al que se les asocia se reconoce como incompatible con sus biografías.
Alguna razón ha de tener el individuo para ser parte de una masa en la que es convocado, y no obligado a participar. Tan claro es esto, que en periodos más primigenios de la democracia moderna, era posible un sondeo en las calles, y para legitimarlo estaban las piedras y el combate cuerpo a cuerpo. Hoy día, sin embargo, siendo de un grado de complejidad mucho mayor los problemas de la ciudadanía que el de los de aquel entonces, se ha instalado la ignorancia y la marginalidad (tanto como en tanto no participación, como urbanísticamente) más que como una opción. Los medios de información son efectivos, pero oligopólicos. No se puede comparar la efectividad de la televisión con la de un panfleto (o millones de panfletos, da igual). Es justo aquí donde se abre una reflexión complejísima: ¿Por qué es el caso que en un canal de televisión se exhiba un panfleto dejado en la esquina donde se detono una bomba, en el que se informa la hora y lugar y se balbucean razones paralelas (el transantiago y el sistema neoliberal) de la convocatoria con motivo del día del joven combatiente? Si para informar algo en la televisión sin tener que gastar una suma astronómica de dinero hay que poner una bomba, estudio química. Pero la cosa no es así. Puede tener que ver con la mala publicidad que algunos podrían querer hacerle a la presidenta (no olvidemos que Piñera, actual dueño de chv, fue quien perdió las elecciones pasadas contra Bachelet), y así, a mayor convocatoria peor es su gestión.
Por otra parte parece que los escolares, después de las jornaditas de mayo chilensis, le han tomado el gusto al ejercicio de ese pequeño apéndice de la democracia que nos permite elevar nuestras plegarias civiles a los santísimos ministerios en la vía publica, y así poner al país al tanto de nuestras necesidades, o denunciar los atropellos, etc. Esta nueva moda entre los colegiales tiene un fuerte aliciente para instalarse entre las metodologías de acción cívica favoritas dado el éxito que tuvieron el año pasado cuando el motivo era la reforma de la Ley Orgánica. (que esta semana pasará al senado).
Lamentablemente, en este país a nadie le importan los jóvenes. Son un gasto importante para el estado y para las propias familias y no aportan sino utopías irracionales. Son drogadictos y económicamente dependientes. En resumen, no es fácil encontrar donde es que el país los necesita; donde orientar ese torrente inconmensurable de energías que puede desplegar el joven. Afortunadamente, algunos ya dieron con la solución a esta encrucijada: el empresariado. ¿Qué hago, se dijo la mente bursátil, con un grupo muy numeroso de personas que no tienen claras sus expectativas de la vida; que el país no ha sido capaz de cobijar ni integrar en su historia; que reciben plata sin esfuerzo y no tienen gastos ineludibles ni deudas? Parecen ser una fuente inagotable de consumo. Y lo son, al punto que hoy se habla en la jerga empresarial de la “generación Y”. La “generación Y” se define en función de ciertos bienes de consumo, como las consolas de videojuegos, y algunas guerras que vieron por la tele.
Es una lastima que los jóvenes que manifiestan su descontento como lo habrían hecho los mas respetables anarquistas de la guerra civil española o de la UP, no se den cuenta hoy de que en el sistema categorial de una persona adulta con sus facultades mentales intactas, un joven que viste pantalones apretados, un pañuelo cubriendo su rostro y tira piedras a los pacos no es mas “conciente” que un lolo que baila reggeton libidinosamente con una polera de equipo de basketball gringa en un local del centro. La diferencia es que uno es un delincuente y el otro no.
lunes, 2 de abril de 2007
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